Hoy Primero de Mayo, confluyen una serie de acontecimientos
dignos de ser destacados. En primer lugar, inicia el mes de mayo, dedicado a la
Virgen María, que tiene como fin honrar a Dios a través de la
devoción Mariana, con el Santo Rosario y otras oraciones dedicadas a la Reyna
del Cielo.
Mayo es
el mes de las flores, el inicio de un tiempo diferente en el que inician las
lluvias y se prepara la tierra para la siembra que más tarde dará fruto
abundante.
También,
Mayo es el mes dedicado a las madres, mujeres abnegadas que entregan esmero y
amor a la familia y que además son pilares fundamentales en los que reposa la
educación y la promoción de la fe para los hijos. A ellas al igual que a María, en este mes de las flores es propicio dedicarles
y obsequiarles ramos de amor.
De igual
modo, este
martes 1 de mayo, los fieles católicos conmemoran el primer aniversario de la
Beatificación del Papa Juan Pablo II que fue presidida en la Plaza de San
Pedro por su sucesor y amigo Benedicto XVI, acontecimiento que hace un año
embargó de alegría a la Iglesia.
Pero
también Comienza el mes con la memoria de San José Obrero, ejemplo de
trabajador, propicio para recordar el día internacional del Trabajo. Labor
digna que los Padres de la Iglesia han destacado, protegido y promovido con los
documentos sociales, como nos recuerda el Papa Benedicto XVI:_
"El trabajo, queridos amigos, ayuda a estar más cerca de
Dios y a los otros. Jesús mismo fue un trabajador y así pasó buena parte de su
vida terrena en Nazaret, en la carpintería de José. El evangelista Mateo
recuerda que la gente hablaba de Jesús como el ‘hijo del carpintero”.
Es fundamental recordar la dignidad cristiana que se le debe
dar al trabajo, para no mirarlo solo por intereses egoístas, como lo recuerda
El Beato Juan Pablo II; “CON SU TRABAJO el hombre ha de procurarse el
pan cotidiano,1 contribuir al continuo progreso de las ciencias y la técnica, y
sobre todo a la incesante elevación cultural y moral de la sociedad en la que
vive en comunidad con sus hermanos”.(Laborem excersen)
Por último,
“queridos trabajadores y trabajadoras, queridos amigos todos, quisiera termina
estas breves palabras diciéndoles que la Iglesia sostiene, conforta y alienta
todo esfuerzo directo que busque garantizar
a todos un trabajo seguro, digno y estable". (Benedicto XVI)
Xavier Álvarez
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