El Día de la Cruz es una
de las tradiciones religiosas y culturales en El Salvador que celebra la
llegada de la temporada lluviosa y el nacimiento de los frutos que regala la
madre naturaleza.
La celebración del 3 de
mayo tiene su origen en el siglo III, cuando Santa Elena –madre del emperador
Constantino- busca y encuentra en el calvario la cruz en la que murió Jesús, el
salvador. Una vez encontrada, dispuso la división del madero en tres partes:
una fue enviada a Roma, otra a Jerusalén y la última a Constantinopla.
Hoy día se tiene aun
presente esta tradición, es por ello que la Parroquia San Miguel, realizó la
tradicional celebración del Día de la Cruz, como parte del compromiso de
rescate y fomento de valores cristianos.
La cruz de “jiote”
adornada con flores y frutas frescas de la temporada, tales como piñas, mangos,
naranjas, paternas, jocotes, coyoles, etc., le dio la bienvenida a todos los
que se acercaron a la celebración eucarística de las 9:00 a.m.
Durante
la homilía, el Padre Escalante explicó la historia que encierra esta fiesta,
practicado por los católicos a lo largo de los años, recordando que el Día de
la Cruz se remonta a épocas ancestrales de la historia eclesial y las
tradiciones propias de los pueblos indígenas, los cuales rendían culto a la
tierra, a los árboles, a sus frutos y a las cosechas. Con la inculturación,
realizada por los españoles, esta conmemoración se cristianizó y es cambiada la
devoción del árbol por la veneración a la cruz.
“Lo importante de la cruz
es lo que señala y significa, lo que nos dice y nos recuerda; porque la cruz es
una señal, la señal de los cristianos”, indicó.
Finalizada
la Eucaristía se dio paso a la veneración de la santa cruz reverenciándola y, posteriormente, tomando una de las
diferentes frutas que adornaban el madero.
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