En el Evangelio, el Señor Jesús hace mostrar la inmensa misericordia de Dios Padre para con la persona que tiene deudas con él: el pecador. Pero en esta ocasión, nos aclara también que para alcanzar el perdón de nuestras deudas, también nosotros lo debemos hacer con aquellos que nos han ofendido.
Un tema muy difícil porque para todos resulta relativamente fácil pedir perdón, pero dar perdón es lo más difícil que pueda haber en la existencia. Pero no debemos olvidar que perdonar es condición obligatoria y fundamental para obtener el perdón.
Son muchas las personas que dicen que ellos no podrán perdonar nunca las ofensas de ciertas personas, porque les han hecho mucho mal. Y, tal como ellos entienden el perdón, tienen razón. Pero perdonar no es olvidar, ni comportarse con las personas que te han hecho mucho daño como si no hubiera pasado nada. El corazón humano tiene unas leyes y unas exigencias que no se pueden cambiar fácilmente. Hay ofensas que afectivamente no podremos olvidar nunca, por mucho que lo intentemos. Pero el perdón cristiano no exige el olvido afectivo. Perdonar cristianamente a una persona que nos ha ofendido es no desear nada malo para ella y pedirle a Dios que le ayude a convertirse y a ser feliz haciendo el bien. No podemos olvidar lo que nos han hecho, pero no vamos a intentar devolverles mal por mal, sino que les deseamos paz y bien. El perdón cristiano es hijo del amor cristiano, que tiene poco que ver con el amor afectivo y pasional. No puedo amarle, ni perdonarle afectivamente, pero le amo y le perdono cristianamente.
El perdón cristiano siempre tiene algo de excesivo, de regalo de amor. Muchas veces las personas que nos ofenden no merecen nuestro perdón; se lo regalamos por amor. El rey de la parábola no perdonó a su empleado por justicia, sino por amor, porque “tuvo lástima de él”. En el rey de la parábola la misericordia fue superior al juicio. El mensaje de esta parábola es que debemos perdonar siempre, aún en los casos en los que, por justicia legal, no estemos obligados a perdonar. La justicia legal se rige por leyes: tanto me debes, tanto tienes que darme. La justicia moral cristiana se rige por el amor cristiano: no tengo obligación legal de perdonarte, pero te perdono por amor.
Pidamos al señor que los roces que surgen en nuestras relaciones familiares, amistosas y comunitarias puedan pasar por el filtro del perdón para que todos podamos crecer y vivir felices unos con otros. Ese es el gran objetivo que Dios tiene para nosotros: la felicidad.
P. Eliseo Rivas
1 comentarios:
PADRE eLISEO ME SACO DE MUCHOS ENTIMIENTOS DE CULPA QUE TENIA Y TENGO POR MUCHO SUFRIMIENTO POR EL DOLOR DE ESTAR FUERA DE LA IGLESIA, Y EN TERAPIAS SICOLOGICAS NO PODIA PERDONAR Y YO ME PREGUNTABA PORQ NO PUEDO PERDONAR TANTO DAÑO Q ME HAN HECHO PERSONAS TANTO DE LA PARROQUIA SACERDOTES Y PERSONAS FUERA DE ELLA, PERO USTE CON SU PROFUNDO COMENTARIO ME DEJA CLARO Q SI HE PERDONADO PORQ AUNQ NO OLVIDE LO Q ME HAN HECHO PERO NO LES DESEO MALES SINO Q LES ENVIO BURBUJAS DE AMOR Q DIOS LES BENDIGA. PERO QUIERO Q REFLEXIONE EN OTRO DOCUMENTAL SOBRE EL RESENTIMIENTO Y LA RELACION QUE TIENE CON EL PERSON CRISTIANO. SI LO HACE LE AGRADECERE BENDICIONES.
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