En nuestro país los índices de homicidios han alcanzado cifras alarmantes, se contabilizan de diez a quince asesinatos por día. Esta es una realidad lamentable y dolorosa a la vez para muchas familias salvadoreñas que se hayan sorprendidas a diario por la muerte violenta de un ser querido.
Ciertamente, han sido muchas las personas entendidas en la materia, instituciones, u organismos de toda índole que han presentado un sin número de propuestas, con el objetivo de parar esta ola arrasadora de crímenes y violencia, pero hasta la fecha ninguna ha sido lo suficientemente efectiva para sanar esta dolorosa enfermedad social, que sin duda roba la paz de nuestros hermanos.
Muchos son los que hablan de la paz pero muy pocos los que luchan por conseguirla, como dijera el poeta uruguayo Mario Benedetti en uno de sus poemas: “los poetas hablan mucho de la paz pero nunca la consiguen”. Ciertamente eso no es tarea fácil, para muestra un botón, Jesús en el sermón de la montaña; afirmó “dichosos los que luchan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”, aquí hay un detalle fundamental para nosotros los cristianos, los bautizados, los hijos de Dios, porque Jesús nos recuerda que estamos llamados a buscar y promover la paz.
Con lo dicho anteriormente podríamos recordar la famosa frase, “una golondrina no hace verano” y desanimarnos, creyendo que es imposible que yo pida en oración por la paz, o que procure en mi hogar, en mi trabajo o con mis amigos promover la paz sin que obtenga resultados favorables. Te recuerdo una famosa frase de San José maría Escrivá que dice “en las empresas de apostolado, está bien que consideres tus medios terrenos (2+2=4), pero no olvides nunca, que haz de contar, por fortuna con otro sumando Dios +2 +2”.
Por eso este 10 de septiembre tú y yo de manera individual, escribiremos junto a un gran número de personas, una página más en la historia de esta ciudad, al participar en una jornada, en la que nos uniremos en fe y amor para pedir a Dios la tan anhelada paz y unidad.
Siempre es oportuno pedir por la Paz y la Unidad, pero lo es mucho más urgente en estos días en los que El Salvador sufre los embates de la violencia y el crimen. La oración personal es muy efectiva, pero seguro que en comunidad lo es más aun, pues el mismo Jesús nos dice: “si dos o más se ponen de acuerdo y piden algo a mi Padre en mi nombre se los concederá”. No lo dudes, es posible pensar en un país y en una ciudad libre de asesinatos y violencia, y juntos con la oración y la acción lo podremos lograr.
Xavier Álvarez
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