Clausura del mes mariano

Con motivo de la clausura del mes dedicado a nuestra Santísima Madre, gran cantidad de fieles de los distintos movimientos, áreas de pastoral y colonias pertenecientes a nuestra Parroquia se reunieron este 31 de mayo para rezar el Rosario de la aurora, celebrar la Santa Misa y poner a los pies de Nuestra Señora sus intenciones.

Desde muy temprano los fieles se reunieron en distintas partes de la ciudad para salir en procesión hasta la Sede parroquial. Los lugares de reunión fueron: salida a Azacualpa, salida a Llanitos, Cruz verde, la Ceibita, Instituto Nacional, Colegio Marino Braspening, el Chiraco y el Par 2.

El padre José Geovany recibió las distintas procesiones en el atrio de la Iglesia coreando algunas vivas que acompañaron el encuentro y la gozosa entrada a la Iglesia.

Ya en la celebración Eucarística el Padre recordó que la Iglesia celebra el 31 de mayo la fiesta de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel, a quien acompañó y sirvió durante tres meses estando ambas embarazadas, de Jesús y de Juan el Bautista, respectivamente.

Exhortó -a raíz de esta fiesta-, al pueblo congregado, a reflexionar sobre la persona de María como modelo de servicio.

“María recibió un don maravilloso en su seno, ese don divino que Ella recibió no fue motivo de autosuficiencia, sino que fue la base motriz que la impulsó a servir”, explicó.

Resaltó, además, el encuentro gozoso de las dos mujeres bendecidas por Dios. “El encuentro de las dos madres no sólo celebra la dignidad y el gozo de la maternidad de dos mujeres bendecidas particularmente por Dios, sino que sirve de telón de fondo para el encuentro de los dos niños que lleva cada una en su seno.”, agregó.

Terminó invitando a seguir la santidad ejemplar de la Virgen que nos debe mover a los fieles a levantar los ojos a Ella, la cual brilla como modelo de virtud ante toda la comunidad de los elegidos: virtudes sólidas y evangélicas. 

Al final de la Eucaristía, se repartieron unas hermosas guías para rezar el Rosario, las cuales han sido editadas específicamente para las parroquias de la diócesis.

En el mes de mayo, la Iglesia Católica, esparcida por todos los confines de la tierra, se vuelca en alabanzas a la Virgen María. Es un mes dedicado a intensificar nuestro amor y devoción.