Este 24 de marzo se conmemoran 31 años del martirio de monseñor Oscar Arnulfo Romero, quien fuera justamente el cuarto Arzobispo Metropolitano de San Salvador. La predicación de Romero se volvió celebre por la defensa de los derechos humanos y su llamado a la paz.
Romero fue asesinado un lunes 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba una misa en la capilla del hospital de La Divina Providencia en la colonia Miramonte de San Salvador, cuando un disparo de un franco tirador impactó en su pecho, justo antes de la consagración eucarística.
¿Tendrá sentido hablar de este acontecimiento después de tres décadas? . Por supuesto que si, y un elemento fundamental de esta afirmación radica en el hecho de que Monseñor Romero ante todo fue Sacerdote y eso ya es un punto fuerte para dedicarle una reflexión.
En este sentido, todo católico debe respetar su memoria y no juzgar su trabajo ministerial que realizo en esa época de por si muy difícil. Y es menos aceptable una crítica negativa aun cuando el que opina lo hace llevado por ideas de otros, sin fundamento y sin conocer el contexto de ese tiempo.
Por ejemplo algunas argumentan frases como; “es que apoyaba a la izquierda y la Iglesia no es para andar en política”
Como católicos debemos despolitizar su imagen, no ubicar su figura religiosa en ningún extremo, si no más bien al centro de su pueblo, la Iglesia que amó y sirvió.
No se debe ubicarlo en ninguna posición ideológica por sus palabras pronunciadas en las homilías, pues abogó por el campesino como por el empresario, como dijera en una ocasión: “deben liberar a los empresarios secuestrados” estos habían sido privados de su libertad por manos de la izquierda en ese tiempo. Esto deja claro su clamor de paz y justicia.
Romero no pertenece a una ideología política, sino a la Iglesia pues fue sacerdote y pastor católico. Y para afirmar lo anterior, recordemos la frase que dijera el Papa Juan Pablo II en algún momento “Romero es un mártir, y también esta otra; “Romero es nuestro”, quiso decir es de la Iglesia.
Esta frase no es inventada, pues Monseñor Gregorio Rosa Chávez, Obispo auxiliar de San Salvador hiso pública en cierta ocasión estas palabras que según él, le dijera el Papa en una reunión de Obispos en noviembre de 2001 en Roma.
Además debemos recordar que dentro de la Iglesia Católica se le consideró un obispo que defendía la "opción preferencial por los pobres". En una de sus homilías, Monseñor Romero afirmó: "La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su salvación." Fue una labor evangélica sin dudas.
Hasta el momento, Monseñor Romero ha recibido el título de Siervo de Dios y su caso se encuentra siendo estudiado por el Vaticano pues está en proceso de beatificación. Aunque en Latinoamérica muchos se refieren a él como San Romero de América.
Aun fuera de la Iglesia Católica, Romero es honrado y respetado por otras denominaciones religiosas. Sin duda es un buen momento para recordar su ministerio de Obispo y Sacerdote.
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