Procuraduría para la Defensa de los Derechos de Dios (Mt 22, 15-21)

Pensaba esta semana en cuál sería la mejor manera para interpretar correctamente el Evangelio dominical (Mt 22, 15-21). Decidí preguntar a un amigo sacerdote, experimentado en la materia. Le exponía algunas ideas que había encontrado, que me parecían bastante creativas. Al terminar de exponerlas, me dijo: «Eso es ir demasiado lejos, no puedes decir algo que no está dicho en el texto».

Y ciertamente eso me puso en una situación difícil. Pero aquí estamos y nos toca decir algo. Decir lo que El Evangelio-mensaje siempre actual-quiere transmitir a todos los que vayan a Misa este Domingo.

Creo que en el título de este artículo va expresado el fondo del asunto: En cuanto a la autoridad, Jesús no plantea un nuevo reglamento, puesto que se debe, en justicia, el merecido respeto y los tributos que para procurar el bien común, es necesario a toda autoridad civil. Pero,  ¿qué es lo que pertenece a Dios? ¿En dónde está impresa su imagen y la inscripción? Todo, también el César, es decir, la autoridad, que nunca está solamente más allá de cada uno para servir al pueblo, sino que con cada uno y con el pueblo, está “bajo el Cielo”, bajo la mirada de Dios, teniendo como coordenadas de la propia actuación la naturaleza y la razón. Como afirmaba Tertuliano: “¡Es grande el emperador porque es más pequeño que el Cielo!”. Debemos darle todo a Dios. Debemos ser los defensores de Sus Derechos. Ya nos lo ha advertido el Papa en su reciente viaje a Alemania: “Servir al derecho y combatir el dominio de la injusticia es y sigue siendo el deber fundamental del político. En un momento histórico, en el cual el hombre ha adquirido un poder hasta ahora inimaginable, este deber se convierte en algo particularmente urgente”. Los cristianos hemos sido puestos en el mundo para que seamos promotores auténticos de los “derechos de Dios”. Procuremos fomentar el recto orden, que ha sido inscrito en nuestros corazones y es iluminado por la inteligencia de la fe. Así, nuestras comunidades cristianas podrán cantar con toda verdad: Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la Gloria, por siempre, Señor.


P. Víctor Alvarado


1 comentarios:

Anónimo dijo...

P. Victor. Es admirable su seguridad al proclamar como es debido hacerlo, adaptandolo a la realidad que se vive hoy en dia. Es fructifero que personas como ustedes nos encenen con reflecciones precisas y directas, especiamelnte, que tambien lleguen a personalidades del ambito politico...

 
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