Aburrimiento en misa

“Me aburro en la misa padre” me suelen decir muchos, y a veces, no me extraña. En muchas ocasiones tienen sobrados motivos para ello, porque el panorama con el que, a veces, se encuentran es lamentable: misas grises, celebradas sin vigor ni gracia, donde la participación es mínima; las lecturas son rápidas y mal leídas; e incluso y me duele decirlo, algunas homilías son insulsas y ubicadas más en el reino de lo etéreo e intemporal, que en hechos y situaciones concretas.

Algunos dan sugerencias de hacer algo diferente para que la liturgia no sea aburrida. Pero no se trata de llenar nuestros templos de guitarras, ni fanfarrias; no se trata de dar espectáculo que entretenga, ¡no confundamos!, la misa no es un circo a la cual vamos a divertirnos.

Se trata de que la Misa es ese portentoso milagro en que el Señor baja cada día a las manos del sacerdote y se entrega a nosotros por Amor, ahí está el centro de la cuestión.

La presencia real, substancial de Cristo en la Eucaristía es el regalo más grande que nos hizo Dios, por tanto la Misa es lo más importante que podemos “hacer” los cristianos. Es más, la presencia de Cristo en la Eucaristía no es meramente simbólica, como puede ser una foto, es SU PRESENCIA REAL Y VERDADERA. Allí está todo Cristo, para cada uno de nosotros. ¿Es posible que alguien llegue a aburrirse ante semejante MILAGRO?

Comprendo que también es cierto que, si no se tiene ese conocimiento y ese convencimiento, la Misa resulte monótona, entiendo que aburra, máxime si el ambiente no es propicio; pero hay que pensar que a veces, lo que importa es la fe, es decir, lo que importa es ver y contemplar lo invisible.

Claro que una misa bien preparada, bien presidida y bien celebrada, ayuda. Pero, a veces, no está en nuestras manos cambiar las cosas, cambiar a las personas y, menos aún, cambiar al sacerdote y su forma de comportarse o predicar.
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Por tanto, la primera actitud que debemos cultivar y mimar, si queremos dejar de aburrirnos en la Misa, es persuadirnos de Su presencia real. Vas a encontrarte con Jesús; vas a escucharle; vas a comunicarte con tu Padre; vas a participar del pan que Dios nos da... ¡Va a ser un día importante en tu vida! Si lo haces así, te garantizo que cambiará radicalmente tu punto de vista.

P. Roberto Escalante

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo contigo padre!!!!

PSMI dijo...

Ok. Por eso es opinión, no es algo dogmático.

 
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