Funeral de parroquiana asesinada

Este sábado 21 de mayo, cientos de feligreses se acercaron a la Sede parroquial para dar el último adiós a María Dolores Morales, esposa de Aparicio Ramírez -uno de los sacristanes de nuestra parroquia- que trágicamente murió asesinada el pasado jueves 19.

La Misa exequial  se llevó a efecto a las 3:30 p.m y fue presidida por el Reverendo Padre René Maldonado, Párroco de Verapaz, en compañía de los sacerdotes de la parroquia Oscar Hernández, Geovany Rivera, Roberto Escalante y Víctor Alvarado; asimismo concelebraron los padres Roberto Alvarenga, Miguel Morales y el Diácono Concepción Velasco.

La celebración que, a pesar de ser afectada por una fuerte lluvia, se desarrolló con orden y devoción.

En la homilía el P. René Maldonado exhortó al pueblo de Dios congregado a mirar el suceso trágico y la frustración que causa, para encontrar la luz que nace de la fe y de la esperanza cristiana.

“Muchas veces la vida se nos vuelve gris, todo se ve nublado, quisiéramos ver claro el horizonte pero no podemos por el dolor; estamos tentados a la desesperación y a la angustia, más cuando la muerte de nuestra hermana ha sido provocada por la violencia”, manifestó.

 “Ante una situación tan difícil, podemos caer en la tentación de querer solucionar las cosas a nuestras maneras humanas, pero la luz de la fe nos indica a ir más allá, a encontrar soluciones sin rencor”, agregó.

Así mismo invitó a la feligresía a ponerse siempre al lado del que sufre y nunca perder la confianza en el Señor ante la violencia “porque él es nuestra luz y salvación”.

Finalmente se dirigió a las familias dolientes  recordándoles su responsabilidad  de estar unidos ante tal suceso, e imploró la reconciliación y perdón para los asesinos.

“Pidamos al Señor su ayuda para no buscar culpables, sino a trabajar en el interior de la persona donde está la solución; y pidamos también para que en nuestro país seamos verdaderamente un pueblo de hermanos”, concluyó.

Terminada la Eucaristía, salió el cortejo fúnebre hacia el cementerio conocido como “el de los pobres”, en los que los feligreses expresaron su fe y su ser Iglesia solidarizándose a pesar de la fuerte lluvia.

María Dolores deja en orfandad a tres niños: Melvin Saúl de 9 años, Emérita de 6 y Franklin de 4. 

1 comentarios:

R.Flores dijo...

"La muerte no es el final. Es el comienzo de la verdadera vida"
Para todos, al igual que para ellos resulta muy dificil perder a un ser querido; se nota el espiritu de unidad que hay al acompañar a la familia doliente en estos momentos tristes y llenos de dolor; se que de una u otra manera Dios se hizo presente en cada persona para aliviar, dar consuelo y fortaleza...

 
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