En días como este, en el que recordamos a los familiares y amigos que ya han fallecido, suenan voces contradictorias a nuestra fe, que generan inseguridad y dudas en quienes no tienen al menos un conocimiento básico sobre algunos aspectos claves de lo que creemos.
Así entonces, surgen una serie de inquietudes, sobre todo en aquellos que en algún momento pertenecieron a la Iglesia Católica y que ahora niegan dogmas como la existencia del purgatorio.
Por ejemplo veía hoy en la televisión, en un programa de revista, que una de las presentadoras que se declara felizmente evangélica, restaba importancia a las explicaciones que daba un sacerdote invitado, sobre el purgatorio y las almas de los fieles difuntos.
Para el caso, algunos evangélicos declaran con seguridad que sus familiares fallecidos ya están en el cielo, pues antes de morir, ya han aceptado a Jesús como suficiente Salvador, como afirmando que para ir al cielo, es necesario solo declarar con los labios la fe.
Contrario a lo que creen los evangélicos, nosotros los católicos si creemos que existe un lugar de purificación, por el cual, según el catecismo de la Iglesia Católica “Los que mueren en la gracia, en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque estén seguros en su eterna salvación sufren después de su muerte una purificación a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la gloria del cielo” (1030).
Mientras el sacerdote explicaba, la presentadora leía en una computadora los mensajes que según dijo, le enviaban sus fans en facebook. De los que dio lectura, la mayoría declaraba sin sentido el hecho de ofrecer una oración o visitar el cementerio, pues argumentaban que era nada mas una tradición.
Ciertamente es una tradición, en cuanto a los aspectos que la rodean, pero no debemos olvidar que ante todo, la Iglesia celebra este día, la conmemoración de todos los fieles difuntos, para recordarles pero sobre todo con el objetivo fundamental de orar por las almas de quienes están en el purgatorio.
Con razón dijo hoy el Papa Benedicto XVI, en la acostumbrada audiencia general, que ir al cementerio "para rezar por los seres queridos que nos han dejado, es casi como ir a visitarlos para expresarles, una vez más, nuestro cariño, para percibir que todavía los tenemos cerca".
Por tanto, hoy es un día especial para recordar a quienes han partido de este mundo. Elevar una oración por todos los fieles difuntos es un buen regalo para ellos, que sin duda necesitan y esperan ese ofrecimiento de nuestra parte. “Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios descansen en paz. A si sea”.
Xavier Álvarez
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