“Si me olvido de ti, Ilobasco, que se me paralice la mano…”

Nos ha escrito uno de los seminaristas de nuestra Parroquia que está cursando sus estudios en Navarra, España. Les compartimos la nota, esperando que esto ayude a que las oraciones por él sean efectivas. 

Recuerdo muy bien una tarde de otoño del año 2007, cuando los árboles, con sus follajes, expresaban que el invierno se acercaba, pues las hojas empezaban a cambiar de color verde a un amarillo vivo, rojo, ocres, etc. Aquello era un espectáculo nuevo para mí. Bajaba del avión, mientras un viento medio frío ponía mi piel eriza. Comenzaba a hacer frío. A esto se añadía mi emoción por encontrarme en tierra extranjera ¡Imagínense cómo estaba! En la pequeña estación de la ciudad de Pamplona, me esperaban mis nuevos compañeros; de entre ellos un seminarista Salvadoreño.

Me habían advertido que los españoles, eran enojados y fríos de carácter, o al menos siempre lo aparentaban. Por ello, yo, novato, estaba un poco asustado por lo que se me avecinaba. La sorpresa mía fue cuando llegué al seminario Bidasoa; esa tarde la mayoría de los seminaristas estaban estudiando en la Universidad, por lo que el seminario estaba solo. El vicerrector salió a mi encuentro y me dio un abrazo tal, que los prejuicios de que los españoles eran serios se esfumaron en un instante. Me sentí en casa. Con 110 seminaristas de  unos 15 países distintos ¡Qué alegría!

Cuando vuelva  el próximo año al Salvador, creo que recordaré con mucha alegría los años que Dios me ha concedido vivir en el seminario. Como dicen aquí los españoles: ¡Es una gozada! Y, hasta recordaré a nuestros vecinos jóvenes (con pena), que después de haberse emborrachado la noche del sábado, por la mañana del domingo nos despertaban con alguna melodía religiosa; que  es seguro que la hayan aprendido de nosotros.  Aunque no siempre nos tratan bien. A los sacerdotes en muchas ocasiones los insultan, llamándoles “cuervos” etc. Pero son la minoría. Espero que encomienden siempre a los seminaristas y sacerdotes, especialmente a los de la parroquia, para que sean perseverantes en la vocación sacerdotal.

Soy, el seminarista Walter Hugo castillo; y este año estoy terminando el 2º año de teología. Llevo sobre 6 años en el seminario y espero, Dios mediante, terminar mis estudios necesarios para el sacerdocio el año que viene. Quiero decir que sólo me queda un año en el seminario, después…

 Que Dios los bendiga. Me encomiendo a sus plegarias. Gracias.


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