Concupiscencia tecnológica

Desde hace cuatro años tengo el mismo teléfono celular. No es un smartphone, sino simplemente un teléfono con el que puedo hablar, leer  y escribir mensajes. Algo sencillo y de largo aguante. De segundo uso, heredado de una amiga que solía vivir por esos rumbos donde realicé algún trabajo pastoral.

Mi anterior celular era uno semejante que compré justo cuando comenzaba ese desbarajuste de los nuevos modelos. "Deme el más barato" dije y me dieron un Motorola noséquécosa y ya. El teléfono siempre funcionó.

En más de alguna ocasión, he expresado mi convencimiento de que las nuevas tecnologías debemos aprovecharlas. Sin embargo, creo que necesitamos pararnos a reflexionar para no caer en la “concupiscencia tecnológica”: ese deseo descontrolado de poseer el último aparato dotado de la más moderna tecnología y la versión más actual de software que lo haga funcionar.

Para luchar contra este vicio que algunos tienen, propongo, entre otras, las siguientes acciones:

  • Pensemos si necesitamos cambiar el celular por otro de gama más alta que, con bastante probabilidad no necesitamos.
  • Reflexionemos si un celular nos traerá beneficios o simplemente más desgracias. Tengamos en cuenta que los que buscan los ladrones son los más bonitos y caros.
  • Meditemos si el aumento de funciones en un aparato justifican los cientos de dólares que podríamos ocupar para otras cosas más necesarias en la vida.
  • Valoremos si un nuevo celular nos hará personas más abiertas a la realidad o nos encerrará más en nuestros egoísmos. Por ejemplo, contestar el celular en plena conversación.
PUEDER SER QUE lo que nos impulsa a comprar lo “mejor” sea el desconocimiento de que lo “peor” se ajuste perfectamente a nuestras necesidades. Si es así dejémonos asesorar  por alguien de nuestra confianza.

SI, POR EL CONTRARIO, lo que nos impulsa a consumir es la necesidad de estar a la última, es que estamos afectados por la “concupiscencia tecnológica”. Acudamos con convicción a tomar una dosis de “templanza digital”, porque nos urge que nos la administremos. 


P. Roberto Escalante

2 comentarios:

Michelita dijo...

estoy de acuerdo con usted, hace un tiempo el telefono era solo para acortar distancias y simplificar las conversaciones netamente necesarias y cortas, hoy...tiene de todo hasta video llamadas. Lo cual, nos lleva a deslumbrarnos y querer uno de esos a como de lugar, sabiendo que muchas veces no lo necesitamos o no se ajusta a nuestro presupuesto..asi que a pensar muy bien antes de gastar asi nuestro dinero...

Anónimo dijo...

exelente articulo

 
Parroquia San Miguel de Ilobasco © 2011 | Volver arriba